martes, 15 de abril de 2014

DARE / STRANGERS

12 de abril 2014. Sala We Rock
 
El buen sabor de boca que me dejaron en su última presencia dentro del cartel del pasado Firefest sumado a las novedades que se anunciaban dentro de la banda tanto a nivel de formación como de set list, hicieron que fuera con bastantes ganas a ver una de las bandas de rock melódico más importantes de las Islas Británicas, algo que no me había sucedido en mucho tiempo.
 
Pero vamos por partes, ya que los cabezas de cartel no estaban solos. Abrieron para ellos los capitalinos STRANGERS, una joven banda a la que ya pudimos ver hace casi un año como teloneros de Eclipse, y que además en esta ocasión ya se presentaban con su primer trabajo oficial, “Emotions”, debajo del brazo. Respecto a la primera vez que les vi me encontré con un cambio muy significativo en sus filas con la presencia del vocalista Oscar O’Brien sustituyendo a Belén Ballesteros, algo en lo que creo que han salido ganando ya que Oscar me parece mucho más apropiado en lo que a imagen y maneras en escena se refiere para desarrollar el Hard A.O.R. que propone el grupo.
En cuanto a la actuación en sí me pareció correcta, todavía con cosas por pulir, pero suplidas por una energía e ilusión que se transmitían desde las tablas a un ya bastante numeroso público que poco a poco iba llenando la sala hasta llegar casi al aforo completo pero sin agobios, un lleno cómodo. Como es lógico repasaron ampliamente su disco, comenzando con su intro para descargar inmediatamente la pegadiza y alegre “Take Me Away” con ese sonido de teclados ochenteros que Carlos Jiménez sacó a relucir durante todo el show y con una puesta en escena cuidada pero sin excesos, elegante pero enérgica.
Desde un inicio sonaron bastante bien, con algún que otro acoplillo, pero bastante sólidos sobre todo por la buena pegada de Abel Ramos en los tambores y por la buena aportación tanto escénica como musical de Daniel San Miguel “Sammy” al bajo, quizá le sigue faltando más coordinación a la hora de empastar armonías y melodías de teclas y guitarra en directo. Todo esto quedó patente con la entrada rotunda de “Hopeless Town” en la que Sammy marcó mucho sus notas mientras que las del guitarrista Miguel Martín quedaban algo dispersas.
Mejoró este aspecto en temas como “Looking To You”, tremendamente pegadiza con un estribillo coreado que fue seguido por el público con Oscar manejando los tiempos dentro de unos sonidos A.O.R. que recordaban a otros nombres de nuestra escena como Ice Blue, Elyte o 91 Suite, aunque con menos brillantez que estos últimos, endureciéndose un poco a continuación con la más agresiva pero en absoluto exenta de melodía “Waiting”.
Momento relajado y un poco caótico con una versión editada de “Carrie” de Europe con la que hicieron tiempo para que subiera al escenario Mar Cabello que se marcó un bonito dueto con Oscar en la balada “Hold The Dream” que supuso uno de los puntos álgidos del concierto creando un buen contraste de voces. Volvió el ritmo más festivo a lo Danger Danger con “Forbidden Love” que me sonó bastante más cañera y efectiva que en estudio haciéndonos mover el culo, al igual que una mejorable versión del himno “Separate Ways” de Journey con Carlos colgándose el teclado al hombro, y que ya hicieron cuando tocaron con Eclipse, como entonces no les acabó de quedar todo lo bien que sería deseable, a pesar de lo cual fue ampliamente coreada por los presentes.
Llegamos casi al final con una sugerente “Night In Paradise” en la que se acentuó la influencia de Eden Lost y sobre todo de Ignacio Prieto en la forma de moverse y de cantar de Oscar, no ven vano Ignacio, además de Iñaki Lazcano (ex Airless) y Dani Dagarod (Gurú), participaron en la grabación del tema para el disco, para dejarnos definitivamente tras tres cuartos de hora de descarga con “Rocking You Tonight” despidiendo a golpe de hard melódico una correcta actuación de una banda a la que ganas y actitud no les falta, pero todavía con un trecho importante por recorrer.
 
Ya con la sala prácticamente llena, algo que en cierto modo me sorprendió un poco ya que tenía mis dudas sobre del tirón actual de Darren Wharton y compañía, empezaron a sonar las notas de una intro grabada con la que dio comienzo el concierto de DARE. Una banda que siempre me ha gustado mucho en estudio, sobre todo sus dos primeras joyas discográficas, pero que luego en directo me habían dejado bastante frío la mayoría de las veces que les había visto por su excesiva carga acústica y de ritmos lentos.
Afortunadamente en esta ocasión refrendaron lo que ya pudimos atisbar en cierta manera hace unos meses en Nottingham, ahora disfrutando de un show completo, sin una sola aparición de guitarras acústicas, y con la presencia por fin de un segundo guitarrista-bajista competente como Nigel Clutterbuck que Wharton ha rescatado para la causa después de un montón de años, para suplir a Richard Dews, con el que el cantante llevaba compartiendo banda casi a modo de pareja de hecho desde principios del siglo XXI. La verdad, no eché para nada de menos a Dews, todo lo contrario, por fin pude disfrutar de Dare en plenitud, con un sólido compacto, potente y dinámico, con un Vinny Burns que a pesar de su escaso movimiento en escena sigue siendo un guitarrista elegante y competente encargándose de todos los solos, algunos realmente brillantes, dejando la rítmica en la primera parte del set para Nigel que no paró de sonreír e implicarse como el que más, mientras Kevin Whitehead aporreaba con fuerza y clase sus tambores.
En esta primera parte se centraron en su producción a partir de 2001 pero sonando mucho más redondos y para nada tan huecos como en otras ocasiones, con un alto protagonismo de los teclados y algún que otro sonido sampleado que el mismo Darren controlaba detrás del set del teclista, algo que no me acabó de gustar ¿para qué está el técnico de la mesa o el propio teclista?, pero que no deslució en absoluto una magnífica interpretación de los temas, comenzando por “Sea Of Roses” que sonó muy animada con la gente ya prácticamente comiendo en la mano del vocalista inglés.
Siguió mostrando su elegancia y simpatía habituales, con esos tonos medios cálidos y personales sin necesidad de subir en exceso pero siempre manteniendo un gran nivel, bien arropado por los coros de sus compañeros, dejándonos buenos momentos con “Shelter In The Storm” que sonó preciosa, al igual que la más celta “Dreams Of Fire” con alta presencia de teclados, que continuaron compartiendo protagonismo con las guitarras en la preciosista “Stormwind”, y en la intro en forma de marea de “Silent Thunder”.
A partir de aquí Darren no paraba de hacer gestos a la mesa para que le ajustaran el sonido de monitores que por lo visto no era el adecuado, pero hacia fuera sonaban muy bien, potentes y nítidos. Esto no hizo que se descompusieran y siguieron ejecutando una fantástica actuación, alternando temas más sombríos como “Where Darkness Ends”, con otros tan entrañables como “Emerald” con el espíritu de Thin Lizzy inundando el ambiente.
Tras esto y después de romper alguna de las cuerdas de su guitarra, Nigel se colgó el bajo y aquello cogió ya un nivel de compacidad y altura tremendo, ¡cómo se notó la entrada de las cuatro cuerdas! y que empaque le dieron a los temas que fueron cayendo en cascada casi sin descanso para mayor disfrute del respetable. Comenzando por dos enormes recuerdos para su segundo LP “Blood From The Stone” que fueron recibidos con el entusiasmo de alguien que lleva esperando algo mucho tiempo. Así “Wings Of Fire” y sobre todo “We Don’t Need A Reason” fueron súper coreados por todos acompañando a un asombrado Wharton que comentó que tenía que haberlos tocado mucho antes. Magníficos el sonido de guitarra más cañero de Vinny y la pegada de Kevin.
Y del primer disco “Out Of The Silence”, ¿qué?, os preguntaréis. Tranquilidad, los cinco temas finales del concierto pertenecieron a su obra maestra, desde una muy buena “Abandon” que siempre ha sido de mis favoritas, superada por una aún mejor “Into The Fire” palmeada con fuerza por unos entregados fieles, que se metieron todavía más en harina con los coreos étnicos de “The Raindance” creando un clima mágico.
El final como no podía ser de otra manera vino con la estremecedora “King Of Spades” dedicada como siempre al gran Phil Lynott, como dirían los guiris “gone but not forgotten”, y en la que el señor Burns nos regaló otro de sus preciosos solos de guitarra, antes de despedirse por primera vez. Foto para el Facebook con el público de fondo, paripé de salida del escenario para volver de inmediato y dejarnos definitivamente con otra belleza de canción como “Return Of The Heart” con el público coreando como loco siendo un perfecto broche para casi hora y media de disfrute musical ampliamente agradecido tanto desde arriba como desde abajo del escenario.
Sin duda de la media docena de conciertos de Dare a los que he asistido este ha sido el que más he disfrutado y con el que más he vibrado. Espero que la banda siga en esta línea, si es así allí me tendrán siempre que pueda volver a verlos.
Mariano Palomo

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