lunes, 11 de diciembre de 2017

ECLIPSE / BIGFOOT

8 de diciembre 2017. Sala But


Dentro del frenético inicio de mes de diciembre que hemos tenido en Madrid en lo que a conciertos se refiere, el pasado viernes les tocaba el turno a dos de las formaciones más interesantes de la escena hard rockera europea, unos ya perfectamente asentados y referentes absolutos del género desde hace unos años, y otros menos experimentados pero que, visto lo visto, pueden discutirles el cetro a los primeros.

Lo primero que me sorprendió gratamente fue la gran entrada que presentaba la Sala But ya desde antes de la salida del primer grupo de la noche, llegando a superarse ampliamente los tres cuartos de entrada de su aforo, que si hacemos caso a la información de su web supondría habernos juntado unas ochocientas personas, lo cual me parece un exitazo tremendo. Seguramente el hecho de que la fecha estuviera en medio de un largo puente, el ser principios de mes, y la actuación de Helloween al día siguiente en el Wizink Center con muchos que hicimos doblete (por cierto histórico el show de los alemanes), influyeron para que se diera esa gran afluencia de público.

Como decía, además de los cabezas de cartel que seguro fueron los máximos responsables del lleno casi absoluto, muchos teníamos ganas de ver como se desenvolvían en vivo unos jóvenes chicos de Wigan (¡qué recuerdos de aquellos magníficos festivales Gods Of A.O.R. en la pequeña ciudad de las Midlands!) que atendiendo al nombre de BIGFOOT han sacado uno de los mejores trabajos de hard melódico de los últimos meses. Un disco que para ser su primer larga duración, amén de un par de EPs previos, sorprende por su frescura y versatilidad, yendo de hard clásico, al heavy melódico, pasando por guiños funkys o sleazies, algo que fueron capaces de llevar al directo con gran efectividad.

El quinteto salió a matar, no hicieron prisioneros, y encabezados por un magnífico Antony Ellis a la voz comenzaron con la vacilona y eficaz “Tell Me A Lie” con una melodía vocal y un timbre similares a los de Danny Vaughn (Tyketto), y en la que las guitarras de Sam Millar y Mick McCullagh destilaban clase y poderío recordando por momentos a los Extreme de Nuno Bettencourt. Todo sonaba rotundo y nítido, con una base poderosa en la que Matt Avery además de hacerse cargo con total solvencia de bajo apoyó muy bien a los coros, mientras Tom Aspinall reventaba los parches de su batería con aplastante precisión.

Siguieron sin pausa con la más cañera “Run” con las guitarras punzantes cortando su ritmo con mucho rollo a lo Gotthard más actuales sin dejar de lado en absoluto la melodía, como sucedió en la más cruda pero asequible “Uninvited” con un coreo espectacular seguido por las palmas del respetable golpeando sobre sus buenos riffs que se inflamaron sobre el tremendo groove de “Freakshow” con un rollo circense de lo más infeccioso.

Después de tanta energía desbocada momento para relajarnos con la preciosa balada “Forever Alone” en la que Ellis se salió acompañado de unas cuidadas e intensas melodías de guitarra, para volver a atacar con fuerza y determinación dejándonos la movida “Bitch Killer” de nuevo con los coros destacando dentro de su ritmo vivo con las guitarras de Millar y McCullagh doblándose a lo Praying Mantis y con un aullido inicial a lo Coverdale.

Nos trajeron de nuevo el recuerdo a Extreme con “Blame It On The Dog” que nos puso a corear a toda la sala siguiendo su contagioso ritmo con unos marcados golpes de chaston, para cerrar definitivamente sus tres cuartos de hora de concierto con la melódica y pegadiza “The Fear” que entre las palmas nos transportó a los sonidos que descubrimos en aquellos Gods de su Wigan natal. Magnífico colofón para una gran actuación que sorprendió a más de uno y que reafirmó las buenas sensaciones que nos habían dejado en estudio, lo dicho, si siguen así pueden dar mucho que hablar en el futuro, bien por Bigfoot.

Con el listón muy alto por la actuación anterior les tocaba el turno a ECLIPSE. Una banda que por derecho propio se ha convertido en los últimos años en una de las mayores realidades de hard melódico y que una vez más nos visitaba en la capital para regocijo de su cada vez mayor legión de seguidores, en esta ocasión con bastante presencia de gente de fuera de Madrid. Así, y tras una breve intro enlatada, tomaban las tablas los cuatro suecos para atacar con “Veritgo”, tema de choque de su último trabajo “Monumentum” que venían a presentarnos con amplia representación en el set y que ya fue coreada a grito pelado por todos los presentes con el genial Erik Martensson al mando de las operaciones micro en mano, perfectamente flanqueado por su inseparable Magnus Henriksson a la guitarra y por el siempre eficaz Magnus Ulfstedt al bajo, con el más recientemente incorporado Philip Crusner a la batería cerrando la formación.

Sin apenas respiro continuaron con el himno “Bleed & Scream” que una vez más sonó espectacular en vivo, aunque el micro de Erik le dio algún problema bajándose de volumen haciendo que los coros de los Magnus tuvieran que ser más protagonistas junto a las palmas de unos fans que se entregaron sin condiciones desde el primer segundo. Siguió la fiesta con “The Storm” uno de los temas más claros y rotundos de su penúltimo disco “Armageddonize” (2015), demostrando que se puede sonar actual y con clase sin necesidad de perderse en arreglos fuera de lugar.

Siguió el show con la banda sonando muy bien ya con la voz de Martensson en condiciones con otro de los temas que se ha convertido en clásico e imprescindible en sus conciertos “Wake Me Up” fuerza, elegancia, pasión, magnífica con ese estribillo que se clava sin remedio, endureciéndose luego el sonido con la más rockera “Jaded” sonando la guitarra de Henriksson más afilada, para bajar luego ritmo que no intensidad con la descarnada balada “Hurt” y con “To Mend a Broken Heart” en la misma línea tranquila pero apasionada ya con Erik acompañando en la guitarra rítmica con una preciosa Gibson Explorer.

A partir de aquí el concierto empezó a entrar en una fase más pesada y aburrida, con un prescindible solo de batería de Crusner que intentó adornar con las notas de “Carmina Burana” por debajo y que como suele suceder en estos casos fue la excusa perfecta para acercarnos al servicio o a la barra, antes de enlazar con una más que correcta “S.O.S.” acompañada de un bonito juego de luces como preludio de un set acústico con Martensson y Henriksson al frente del escenario para interpretar la balada “Live Like I’m Dying” que les quedó muy bien, “Wide Open” y “Battlegrounds”, que les quedaron más flojas comparadas con lo potentes que suenan en eléctrico, sobre todo la segunda que debería sonar siempre en su formato original.

Después de este pequeño bajón de media hora aproximadamente retomaron la electricidad poco a poco con “Downfall Of Eden” todavía con Erik con la acústica colgada y con una gran carga dramática y melódica en su interpretación, atacando luego con bríos renovados para encarar el último tercio del concierto comenzando por una enérgica “Black Rain” que dio paso un momento instrumental que, si bien fue ejecutado con un gran nivel técnico, tampoco acabó de convencernos sonando algo espeso y que bien podía haber dejado sitio para algún otro tema del grupo de los que se quedaron en el tintero (“For Better Of For Worse”, “Ain’t Dead Yet”, “About to Break”, “Breaking My Heart Again”).

Afortunadamente aún quedaba un buen rato ya sin parones ni bajones de intensidad para poder disfrutar de los Eclipse más rotundos comenzando por una tremenda “Blood Enemies” coreada a pleno pulmón por los fans que siguieron metidos en harina con una no menos poderosa “Stand On Your Feet” que sirvió como cierre antes de un brevísimo descanso para llegar a los bises.

Unos bises que se abrieron con el tema que probablemente a día de hoy mejor les funcione en directo “I Don’t Wanna Say I’m Sorry” que desató la locura entre las primeras filas, perfectamente secundada a continuación por la primigenia “Never Look Back” de su LP “Are You Ready To Rock” (2008) que fue recibida igualmente de forma espectacular siguiendo sus enormes coros, para acabar de rematar la faena en la misma línea con una excelente “Runaways” todo rollo y energía para acabar de dejarnos con un muy buen sabor de boca.

Al igual que el primer tercio del concierto, un cierre magnífico que arregló en buena medida esa media hora perfectamente recortable, algún fragmento acústico puede haber y suelen hacerlo bastante bien en este formato, pero si además se unen con un solo de batería y una instrumental intranscendente la cosa bastante de nivel. En cualquier caso otro buen concierto de Eclipse que ya parecen haberse ganado el estatus de banda grande con mayúsculas, con todo lo bueno y lo menos bueno que ello implica, esperemos que no se lo crean demasiado y que sigan ofreciendo sus shows con la eficacia y entrega habituales, y que se olviden de hacer experimentos en próximas ocasiones.

Mariano Palomo

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