martes, 20 de marzo de 2018

SILVER FIST / GRAPESHOT / PROMETHEUS

9 de marzo 2018. Sala Nazca


Mucho tiempo, demasiado diría yo, llevaba una de nuestras bandas de heavy metal más carismáticas y queridas sin tocar en nuestra ciudad, en su ciudad, Madrid. Han tenido que pasar unos cuantos años, unos cuantos cambios en su formación y un sinfín de avatares tanto personales como profesionales para poder asistir de nuevo en la capital a otra descarga de Silver Solórzano y su banda.

Pero antes de saltar a escena el cabeza de cartel fueron calentando la fría y lluviosa noche madrileña otras dos bandas a las que no tuve oportunidad de ver por estar atendiendo a otros asuntos, los levantinos PROMETHEUS y los groove metaleros GRAPESHOT. Por lo que nos cuentan ambas lo hicieron bastante bien ganándose a un público que esperaba con impaciencia la salida del grupo motivo de asistencia de la mayoría de una concurrencia que, sin ser lo numerosa que merecería la ocasión, sí estuvo entregada de principio a fin del show.

Pasadas las diez de la noche apareció sobre las tablas como excelente maestro de ceremonias nuestro amigo José Mora, conductor durante más de tres décadas del programa de radio La Cabaña del Tío Rock, presentando a la banda e interactuando con el público con referencias futboleras a una pasión común como es el Atlético de Madrid, con notable presencia de miembros de la peña atlética Sons Of Atleti–Heavy Metal Fans ATM, para ir haciendo tiempo mientras intentaban solucionarse los problemas técnicos que lastraron parte de la actuación de SILVER FIST.

Tras la presentación de José se disparó la música de la película “Tiburón” a modo de intro tras la cual salieron a matar los seis componentes del grupo con un ojo puesto al frente y otro a la espalda para ajustar un sonido que no acabó de estar a la altura de su calidad. El micro de Silver iba y venía teniendo que tirar en algún momento de el del teclista Filtheau, se saturaba por momentos con un volumen excesivo de la batería del recién incorporado David Borreguero, que junto al guitarrista Adrián Aguilera han sido los dos últimos fichajes para completar la alineación titular junto al guitarrista Alex Scorza y al bajista Carlos G. Hernández.

Los citados problemas no mermaron en absoluto las ganas y la notable calidad técnica del grupo, con Silver como siempre dejándoselo todo junto al incansable Flithó sin parar de moverse y provocar a un público que desde una premonitoria “El Infierno En Mi” no paró de jalear y acompañar con palmas y coros. Tras este tema más reciente, momento para dos de los himnos de la banda “El Predicador” que fue ejecutada con la rabia habitual y con unas muy buenas prestaciones a las guitarras de Alex y Adrián, parece mentira que tanto este último como David apenas llevaran cuatro o cinco ensayos con el grupo, como sucedió en la más pesada “Cielo o Infierno” con unos golpes de caja matadores, a pesar de que el sonido todavía no acababa de aclararse.

Sin tregua enlazaron con “Todavía Vivo”, declaración total de principios llena de mensaje con la que continuaron reivindicando su última entrega “Fe Ciega” que por lo que parece no ha llegado a todo el mundo que debiera y que podría haber caído en el olvido después de dos largos años de su publicación, pero eso no pareció importar para los que allí coreaban sus temas sin parar, al igual que los más antiguos como la atormentada “Mártir” llena de desgarro, volviendo a los nuevos con la contundente en clave thrash metalera “Mi Rebelión” que también fue muy bien recibida.

Tras este primer tramo arrollador, pequeño respiro con un guiño a los teclados para “Believe” de Savatage como preludio a una sobrecogedora “Aún Creo en Ti” que se llevó una de las mayores ovaciones de la noche amén de ser acompañada con fuerza en sus coros por todos los presentes. Vuelta a la velocidad y la caña con “Fe Ciega” y “Se Acabó” para que lucieran las guitarras, sobre todo con un Alex Scorza que ha evolucionado una barbaridad desde que tuvimos ocasión de verle hace ya unos cuantos años con Crienium.

Mínimo cambio de vestuario de Silver para cambiar la camiseta de los Sons por la del siempre añorado Ronnie J. Dio y homenajearle con una gran versión del clásico de Rainbow “A Light In The Black”, espectacular la ejecución a los teclados por parte de Filthó, metiendo también alguna variación rítmica y en los arreglos de guitarra quedándoles muy bien.

La traca final acabó de romper cuellos con una crudísima “Tormento” y con una espectacular “En Llamas” donde terminamos de dejarnos todos la voz siguiendo su épico ritmo entre redobles y coros para poner el colofón a una noche de Heavy Metal con mayúsculas, que podía haber sido mucho más grande de no ser por los citados problemas de sonido, y que con la que volvíamos a reencontrarnos con una de nuestras bandas más queridas, esperemos que no haya que esperar tanto para la próxima ocasión y que por fin pueda consolidarse y tener la continuidad deseable.

Mariano Palomo

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