No las tenía todas conmigo respecto a la respuesta que podía esperarse en pleno jueves santo para recibir una nueva visita de uno de los cantantes más carismáticos y solventes del hard rock mundial, en este caso con el aliciente añadido de la presencia de nuestro paisano Jorge Salán a la guitarra. Afortunadamente mis temores se disiparon cuando unos minutos después de la apertura de puestas se observaba una importante fila de espera para acceder al recinto de la céntrica sala Cool Stage, que fue cogiendo temperatura paulatinamente hasta llenarse prácticamente por completo.
Un lleno del que pudieron
disfrutar en parte de los barceloneses REGRESION, una banda de heavy rock de raíces
ochenteras, que ya me gustaban bastante en estudio, y que refrendaron esas
buenas sensaciones en vivo con tres cuartos de hora de enérgico y competente
show para desgranar nueve piezas de su ya notable repertorio. Comenzando tras
una callejera intro enlatada que dio paso a la potente “Gritos en la Oscuridad”
en la que la voz de Pedro Guijarro y
la batería de José Ignacio Uría sobresalían
comiéndose al resto de los instrumentos, sobre todo a las guitarras de Pablo González y Toni Sánchez que quedaron un tanto romas, mejorando en su solo
doblado a lo Maiden, mientras el
bajo de David Pérez quedaba más
equilibrado.
Con “5 De Noviembre” ya fue
matizándose más el sonido, sobre todo el de la voz que aunque todavía bastante
alta me convenció algo más dentro de unos ritmos cercanos al power recordándome
a un poco a Avalanch, y de nuevo a
al dúo Murray–Smith a las guitarras.
Todo esto con Pedro sin parar de
moverse e interactuar con un público que
poco a poco fue metiéndose en fiesta coreando y levantando el puño, sobre todo
en temas tan directos como “Mil Sirenas” con un sabor ochentero magnífico y
único que cayó de su tercer trabajo “Santa
Decadencia” (2011) del que no me hubiera importado haber escuchado alguno
más, o siguiendo los gestos provocativos que venían desde arriba del escenario
levantando el dedo corazón en “Cautivo” que fue de las que más me gustó ya con
un sonido bastante bueno quedando arrogante y melódica.
Con “Llévame Contigo continuaron
recordando su penúltima entrega “Prisioneros”
(2015) en clave más hard rockera a lo Guns
n’ Roses sobre todo por la manera de arrastrar las cuerdas de las guitarras
de Pablo y de Toni con un rollo callejero, que se prolongó en la desafiante “No
Nos Van a Parar” con un estribillo muy pegadizo doblando voces y en la que
acercaron el micro a un niño de la primera fila quedando un momento realmente
simpático, y que terminó de rematarse con la macarra y autoafirmante “Quién Soy
Yo (Sin el Puto Rock and Roll)” destacando su coros.
Para el cierre recuerdo al gran Lemmy con “Puño de Hierro” ya con el
personal palmeando al ritmo marcado por el potente bajo de David mientras en sus estrofas caían continuas referencias a Mr. Kilminster y sus Motorhead, finalizando con una
prolongada “Estrella del Rock” tema que prácticamente daba título a su EP de
2013 y que sirvió como festivo y descarado broche a una buena actuación de una
banda más que competente para abrir fuego.
Tras un paréntesis de más de
media hora que hizo que se recortara algo la siguiente actuación, y tras algún
que otro problema técnico de última hora, salía a la palestra JORGE SALAN para dejarnos un sabroso entremés de blues rock en
formato de trío junto al bajista Ken
Sandin (Alien, Kee Marello) y al batería Darby Todd (Robert Plant, Paul Gilbert), repitiendo los tres
posteriormente formando parte de la banda del cabeza de cartel.
Apenas veinticinco minutos de
actuación para dejar una vez más constancia de la enorme clase y sentimiento
que destila Jorge en cada una de sus
apariciones en vivo, ya sea para tocar cuatro temas o para grabar un DVD, y que
sirvió para que sus fieles disfrutáramos una vez más de su buen hacer y para
que los que todavía no lo habían podido hacer lo descubrieran por primera vez,
no creo que a estas alturas hubiera muchos de estos últimos.
Comenzaron por la tórrida “Leave
My Girl Alone” de Buddy Guy
interpretada con un tremendo desgarro con Sandin
marcando perfectamente el compás y con Todd
acompañando más relajado de lo habitual mientras Salán se exhibía a la guitarra y la voz. Metieron una marcha más
con la divertida “Key To Love” actualizada en su sonido respecto al original de
John Mayal y con alguna licencia “marciana”
en su solo como suele ser costumbre del hacha madrileño, al igual que en la
tremendamente rítmica y afilada “Going Down” de Freddy King, para terminar chorreando sentimiento y pasión con la
estremecedora “The Thrill Is Gone” de B.B.
King que se ha convertido en una de las imprescindibles de los sets de Jorge. Excelente cierre para dejarnos
un gran sabor de boca y con ganas de más, habrá que esperar a próximas
ocasiones.
A las 22:30, ya con un ambiente espectacular
se apagaban las luces de la sala y empezaba a sonar enlatado un medley de temas
de Rainbow con la estrella de la
noche a la voz JOE
LYNN TURNER que salto a escena tras
sus compañeros de banda para abrir lo terminó siendo una gran actuación que no
empezó todo lo redonda que hubiera sido deseable. Y es que en los primeros
compases de la misma la voz del cantante norteamericano quedaba muy por debajo
de una instrumentación excesivamente alta, casi saturante, con los teclados de P.O Nilsson (Bobby Kimball, Robin Beck)
y con la guitarra de Jorge
comiéndose casi todo el sonido y desvirtuando un tanto la interpretación de un
temazo como “Death Alley Driver” ya coreado a grito pelado por una entregada
audiencia.
Fue mejorando la cosa desatándose
la locura con el himno “I Surrender” poniendo el recinto patas arriba
importando poco que se escuchara más o menos la voz de Turner y con Jorge
luciéndose variando un poco el solo, como sucedió en la parte final de “Jealous
Lover” con un guiño medio funky bastante curioso pero respetando su esencia, y
ya con la voz en condiciones óptimas, llegando a uno de los puntos culminantes
de la velada con una excelente “Stone Cold” brillante e intensa con un perfecto
equilibrio en todos sus registros instrumentales y vocales plenos de clase y
melodía.
Después del póker inicial de
clásicos de Rainbow, primero de los
dos temas de la carrera en solitario de Joe
Lynn Turner que nos tenía reservados, “Dark Days”, una intensa composición perteneciente
a su álbum “Second High Life” (2007)
que sonó muy bien, con dureza y melodía antes de volver a ponernos a palmear
para acompañar una vibrante “Spotlight Kid” con la guitarra y los teclados de
nuevo brillantes creando una espectacular atmósfera, relajándose con la
preciosa “Street Of Dreams” otra de las más cantadas y celebradas por la
concurrencia con una exquisita ejecutoria vocal e instrumental.
Se llegaba al ecuador del show
con la banda y el público disfrutando y brindando por una noche que iba a más, entre
bromas y veras momento para “Blood Red Sky” un señor temazo lleno de encanto
para recordar el LP “Slam” (2001) y
en el que la evocadora melodía salida de las manos de Nilsson
y de Salán encajaba como un guante
con la apasionada interpretación Turner,
para atacar después con la desenfadada “Drinking With The Devil” botellas en
alto incluyendo una breve intervención de Jorge
dirigiéndose a la gente mostrándose agradecido y feliz viendo que los sueños a
veces se cumplen, aunque luego se le fue algo la mano con la distorsión y con
el ritmo de “Can’t Happen Here” que les quedó un poco atropellada aunque poco pareció
importarles al medio millar de fans que la cantaban sin reparo alguno.
Tras este momento frenético se
recuperaba la calma con la esotéricas teclas de “Can’t Let You Go” para dar
paso a otro momento mágico, sencillamente sublime como sonó, llena de feeling y
fuerza con una escalofriante subida de tono en su estribillo, volviendo a
embarullarse un poco con una endurecida “Stranded” que no les quedó muy allá,
todo lo contrario que “Rising Force”, uno de los temas bandera de la etapa Malmsteen de Turner y que resultó increíblemente poderosa y técnica con un Jorge entregado y preciso en su
ejecutoria recordando épocas pasadas haciendo que no echáramos en falta al divo
sueco.
El fin de fiesta, tras un mínimo
amago de salida del escenario de la banda, vino con el pertinente y cariñoso
recuerdo a Ronnie James Dio, como
preludio al himno de los himnos “Long Live Rock and Roll” alargada con mínimos
solos de cada uno de los músicos al ser presentados y con un breve guiño al “Lazy”
de Deep Purple. Excelente cierre
para una muy buena noche de hard & heavy clásico, con un delicioso
interludio bluesy, y que sobre todo supuso un gran reencuentro del público de
la capital con un artista que parece tener cuerda para rato demostrando unas
tablas enormes y sabiendo lo que la gente quiere de él, básicamente los temas
con los que el gran público le conoció y con los que nos conquistó a los que
crecimos bajo el influjo de Rainbow.
P.D.: Para la próxima, y como
capricho personal, no me importaría en absoluto que se marcara unos cuantos
temas de su obra maestra en solitario “Rescue
You” (1985) con la que tocó el cielo del A.O.R., por pedir que no quede.
Mariano Palomo